La despedida a un Gran Maestro del Derecho. Palabras del Director del Suplemento

“El día 08 de Enero del corriente año, cuando en pleno receso estival estábamos alejados transitoriamente de nuestros compromisos laborales y académicos, llegó el inesperado aviso que dejó esta vida para sumarse a sus seres queridos en el más allá, el Dr. Agustín A. Gordillo. Su partida causó una honda tristeza en el ambiente de quienes cultivamos la disciplina del Derecho Administrativo, y además, de todos aquellos que fuimos honrados con su amistad, estima, afecto y consideración. Desde nuestra juventud tuvimos acceso a su extraordinaria obra, la primera edición de su Tratado de Derecho Administrativo, que luego fuimos siguiendo en sus constantes y permanentes actualizaciones. Revolucionó nuestras cabezas, nos impactó su estilo llano, directo, sin mayores vueltas ni circunloquios en el abordaje, tratamiento y desarrollo de sus ideas, que cuestionando el status quo, estuvieron siempre un paso adelante. Su afinada lectura, percepción y comprensión de la realidad, le permitieron la anticipación sobre los cambios y fenómenos producidos a nivel comparado que en la Argentina de modo inevitable, tarde o temprano, impactarían. Fue pionero en escribir el derecho administrativo bajo una óptica de la realidad, y no aquel que se repite teóricamente en las aulas universitarias, sin confrontarlo y ubicarlo en un contexto social y político determinado. Se destacó por su coraje, valentía y rebeldía frente a los abusos del poder, su comprensión de la actualidad y una visión de la dinámica en los fenómenos políticos, sociales, culturales y económicos que influenciaron a lo largo de la historia, a esta rama del saber.”

“Se caracterizó por su enorme generosidad, por dar espacio, participación y apoyo en el desarrollo de los noveles abogados interesados por el derecho administrativo, entre los que me cuento. En definitiva, se ha ido un gran Maestro del Derecho, una persona muy querida por la comunidad académica, especialmente en La Plata, ciudad Capital de la Provincia de Buenos Aires y cuna universitaria de grandes administrativistas, que visitó en incontables ocasiones, cosechando muchos y buenos amigos, siendo siempre bien recibido y además apreciado. Exigente y riguroso con el análisis de los hechos, inquieto, con sus ideas siempre en movimiento, de humor picante y chispeante, ocurrente y agudo en sus observaciones, tal como lo demuestran esas maravillosas líneas escritas en sus “Cien notas de Agustín”, con una risa muy característica y contagiosa, perdurará vivo en el recuerdo y en nuestros corazones.”

“En este Suplemento, se incluyen publicaciones que resumen su ideario y que permiten apreciar la dimensión de su obra y la estatura de su figura, en ocasión de distinguirse su dilatada trayectoria en el ámbito que lo vio dar sus primeros pasos, como al disertar en su segunda casa donde logró el esplendor de su carrera como docente de grado y post grado.”

La despedida a un Gran Maestro del Derecho. Palabras del Director del Suplemento

Por Miguel H. E. Oroz(*)

El día 08 de Enero del corriente año, cuando en pleno receso estival estábamos alejados transitoriamente de nuestros compromisos laborales y académicos, llegó el inesperado aviso que dejó esta vida para sumarse a sus seres queridos en el más allá, el Dr. Agustín A. Gordillo. Su partida causó una honda tristeza en el ambiente de quienes cultivamos la disciplina del Derecho Administrativo, y además, de todos aquellos que fuimos honrados con su amistad, estima, afecto y consideración.

Desde nuestra juventud tuvimos acceso a su extraordinaria obra, la primera edición de su Tratado de Derecho Administrativo, que luego fuimos siguiendo en sus constantes y permanentes actualizaciones. Revolucionó nuestras cabezas, nos impactó su estilo llano, directo, sin mayores vueltas ni circunloquios en el abordaje, tratamiento y desarrollo de sus ideas, que cuestionando el status quo, estuvieron siempre un paso adelante. Su afinada lectura, percepción y comprensión de la realidad, le permitieron la anticipación sobre los cambios y fenómenos producidos a nivel comparado que en la Argentina de modo inevitable, tarde o temprano, impactarían. Fue pionero en escribir el derecho administrativo bajo una óptica de la realidad, y no aquel que se repite teóricamente en las aulas universitarias, sin confrontarlo y ubicarlo en un contexto social y político determinado.

Se destacó por su coraje, valentía y rebeldía frente a los abusos del poder, su comprensión de la actualidad y una visión de la dinámica en los fenómenos políticos, sociales, culturales y económicos que influenciaron a lo largo de la historia, a esta rama del saber.

Se caracterizó por su enorme generosidad, por dar espacio, participación y apoyo en el desarrollo de los noveles abogados interesados por el derecho administrativo, entre los que me cuento. En definitiva, se ha ido un gran Maestro del Derecho, una persona muy querida por la comunidad académica, especialmente en La Plata, ciudad Capital de la Provincia de Buenos Aires y cuna universitaria de grandes administrativistas, que visitó en incontables ocasiones, cosechando muchos y buenos amigos, siendo siempre bien recibido y además apreciado. Exigente y riguroso con el análisis de los hechos, inquieto, con sus ideas siempre en movimiento, de humor picante y chispeante, ocurrente y agudo en sus observaciones, tal como lo demuestran esas maravillosas líneas escritas en sus “Cien notas de Agustín”, con una risa muy característica y contagiosa, perdurará vivo en el recuerdo y en nuestros corazones.

En este Suplemento, se incluyen publicaciones que resumen su ideario y que permiten apreciar la dimensión de su obra y la estatura de su figura, en ocasión de distinguirse su dilatada trayectoria en el ámbito que lo vio dar sus primeros pasos, como al disertar en su segunda casa donde logró el esplendor de su carrera como docente de grado y post grado.

Querido amigo Agustín, descansa en paz y que Dios te tenga en la Gloria. Rezamos una oración en tu memoria y asumimos el compromiso para garantizar con nuestras acciones, que el legado de tus enseñanzas, tu ejemplo de rectitud y honestidad personal e intelectual, perduren en el tiempo y sean conocidas por las nuevas generaciones.

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